miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿CÓMO ELEGIR EL JARDÍN DE INFANTES PARA MI HIJO?


Cuál es la función del jardín? ¿Cuándo mi hijo debe comenzar el jardín de infantes? ¿Qué tener en cuenta al elegirlo?
Al jardín de infantes concurren niños pequeños que provienen de diferentes familias. Y no todas las familias son iguales. Familias clásicas, madres que crían a su hijo solas, familias con muchos hijos, padres separados, madres que no cuentan con ayuda familiar, parejas con hijos con capacidades diferentes, etc.  Todos estos modelos de familia concurren y coexisten en “el jardín”.
Cada papá y cada mamá, eligen el jardín a partir de sentir y establecer un buen vínculo con la directora, la institución y la maestra de su hijo, depositando la confianza en cada uno de ellos. Esta decisión tan trascendente no está separada de la propia historia que traemos como personas, recuerdos y relatos acerca de ella, como así todo un sistema de creencias acerca de lo “bueno y lo malo” de mandar  a un hijo al jardín a determinada edad.  Todo se entremezcla y entra en juego a la hora de la gran elección.

¿Cuál es la función del jardín?

A través del jardín maternal y el de infantes ingresará a un mundo social más allá de las 4 paredes de casa, que hasta ahora lo contuvieron y se le abrirá un mundo diferente. Este gran cambio, produce un poco de nervios, ansiedad, temor y algunas resistencias. Y cuando los chicos perciben que dudamos, dudan ellos también.

A veces, por cuestiones laborales, no podemos elegir un jardín y se nos impone un único posible. En ese caso en el intercambio, deberemos fijar acuerdos y prioridades para asegurarnos que cubren la mayoría de nuestras expectativas y conversarlo previo a dejar a nuestro hijo ahí. 

Hay que tener en cuenta que este proceso es lento y lleva su tiempo. Será un espacio donde conoceremos niños que luego serán sus amigos, conoceremos padres y madres, quienes serán nuestros compañeros de ruta. Y nuestro hijo se vinculará con sus compañeritos a través de caricias, pellizcones, gestos y palabras. Y a medida que crezca y con el tiempo en el intercambio social, irá adquiriendo pautas y normas de la cultura en la que se encuentra inmerso.  Somos seres sociales y a partir de este nuevo espacio conocerá otros estilos, otros modelos diferentes a mamá o papá.

¿Cuándo comenzar el jardín?

No hay un momento ideal para comenzar. Según la historia de cada familia y sus posibilidades, sus deseos y necesidades, harán ingresar a sus niños en el momento elegido a este nuevo mundo. Lo importante es que si la decisión está tomada, con todos los recaudos necesarios, sea vivida con tranquilidad y alegría. Algunos comenzaran de bebés otros a los 2 a los 3 o a los 4 años. Las experiencias no serán ni mejores ni peores. Sino diferentes.


La clave a la hora de elegir es:

·         Guiarse fundamentalmente por la intuición personal de cada mamá y de cada papá.
·         Garantizarse que el jardín sea un lugar seguro, organizado, cálido y con personal capacitado para trabajar con niños pequeños.
·         Observar si hay intención por parte de la institución de generar un vínculo estrecho con los padres. Y no dejarlos afuera.
El Jardín de infantes, no sustituye a la familia sino que la complementa, por eso se debe trabajar en equipo para que esta experiencia funcione.

Esto favorecerá el trabajo sobre el rol de padres y un apoyo mutuo en esta etapa temprana de crecimiento y aprendizaje para todos.

Artículo publicado en www.planetamamá.com.ar

domingo, 22 de septiembre de 2013

La creatividad en los niños


La creatividad innata de los niños es un tesoro que los adultos deben saber potenciar o, al menos, no reprimir.

La creatividad es una cualidad innata, que durante la infancia es muy delicada, pudiéndose desaprovechar gran parte de su potencial. Por fortuna, también resulta sencillo estimularla dentro del ámbito familiar, dándole además una oportunidad a los padres de compartir un tiempo con sus hijos mientras redescubren su propia creatividad.



Consejos para no reprimir la creatividad infantil

Algunas actitudes de los padres pueden ser contraproducentes y llegar incluso a reprimir la creatividad infantil. Hay que estar atentos para:

· Guardar cierta distancia.- Si el niño nos manifiesta sus dudas las respuestas sólo deben guiarle a otras posibilidades, sin ofrecerle soluciones de adulto.

· No competir.- En las actividades o juegos donde está implícita la creatividad hay que evitar cualquier intención competitiva.

· Escuchar.- El niño siente perfectamente cuándo se le escucha con atención; esta actitud le hace sentirse más seguro y dispuesto a compartir.

· No elaborar juicios.- Si el niño expresa insatisfacción ante su propuesta, hay que animarle a transformarla partiendo de los aspectos que le gustan, alejándole del deseo de perfección que le impide disfrutar con libertad.

· Respetar el tiempo del niño.- Implica tener paciencia, sobre todo cuando el niño trata de crear su respuesta.

· Transmitir confianza.- El niño busca el apoyo de los adultos. Una sola palabra de ánimo, una caricia, pueden darle la seguridad que necesita.



Propuestas para desarrollar la creatividad

Cuando miramos la vida con ojos nuevos cada instante o cada actividad encierra un potencial de creatividad y diversión. Los niños tienen una gran capacidad para aprovecharlo.

· Una caminata puede resultar creativamente divertida si proponemos diferentes maneras de caminar. Puede comenzar el adulto con pasos mecanizados como un robot, el niño le imita por un momento y luego le tocará a él proponer otra forma de desplazarse.

· Los niños sienten gran atracción por los animales. Invitarles a crear animales fantásticos les permite entretenerse con su imaginación. Pueden comenzar observando dibujos o fotos de animales, incluso utilizar revistas o fotocopias para recortar y «construir» sus animales fantásticos. La idea es seleccionar partes de diferentes animales para formar un nuevo animal… Al final le pedimos que le ponga nombre y nos diga qué tipo de animal es, qué come, cómo duerme, cómo se relaciona con otros animales...

· Las vacaciones y paseos en la naturaleza son una buena oportunidad para la creación a partir del entorno. Comenzaremos por estimular el espíritu de exploración yendo en búsqueda de pequeñas formas naturales u objetos fáciles de coger, como piedras, caracolas, ramitas secas... Podemos hacer de ayudantes del pequeño explorador, sin ánimo de controlar, sólo para evitar peligros. Una vez que tenga su colección, le animamos a contarnos algo sencillo de cada cosa: cómo llegó la caracola a esta playa, cómo se cayó esta hoja (o rama) del árbol...

· A la mayoría de los niños les encanta colaborar en las tareas de los adultos. Permitirles que participen en el momento de servir la comida invitando a los pequeños a diseñar los alimentos en cada plato resulta más creativo de lo que parece.

· Generalmente la casa se diseña y decora al gusto de los adultos, pero también puede tenerse en cuenta el gusto de los pequeños. Seguro que no resultará tan caótico dejarles colocar algunos detalles decorativos a su gusto.


Artículo elaborado por María Eugenia Manrique y cedido por la revista CuerpoMente y publicado en www.neuronilla.com

sábado, 10 de agosto de 2013

La Alimentación del Bebé entre los 9 y los 11 Meses


La incorporación paulatina de alimentos semi sólidos y sólidos se mezcla con el aprendizaje de la autoalimentación por parte del bebé, que quiere tomar la cuchara y llevarla solito a la boca. Las nuevas comidas que suma a su dieta. Los alimentos contraindicados para bebés y niños pequeños.

Desde que comenzó a ingerir otros alimentos fuera de la leche materna o la leche de fórmula, el bebé ha ido incorporando otras comidas, como los cereales o el puré. En este momento, el objetivo es que el bebé adquiera la idea de los alimentos sólidos y facilitarle el pasaje de comer con el resto de la familia. La leche materna o la de fórmula todavía significan mucho en su dieta. Al llegar al año, sin embargo, los alimentos sólidos constituyen una significativa proporción de la nutrición del bebé, más del 50 por ciento. Y sus habilidades para alimentarse van creciendo acordes a esto. Naturalmente, en este período, ya es más fácil para el niño tragar la comida y tiene más dientes, lo que le permite masticar otras comidas.

Cada día aumentan sus habilidades para comer por sí mismo. A los nueve meses, probablemente el bebé está tratando de comer solo con una cuchara, aunque sin mucho éxito y llenándose de comida el babero y hasta la ropa. Terminando el décimo mes, sin embargo, ya puede llevar la cuchara a su boca. Los papás pueden ayudar al niño permitiéndole sostener la cuchara mientras lo alimentan. Para el bebé, la hora de comer es un momento más de ir mostrando pequeños logros.

Por eso, es importante que los padres lo dejen disfrutar de la comida y lo que la rodea, aunque su silla y el espacio alrededor quede “regado” de migas. El niño de esta edad tiene la habilidad de tomar cosas con los dedos, y en este caso, la aprovechará para empezar a comer solo.

Ahora es el momento de introducir una mayor variedad de comidas, como avena, fideos y legumbres. También se le pueden incluir en la dieta verduras cortadas, como batatas, o combinar alimentos, como por ejemplo, fideos con queso. Carnes blandas y pollo pueden formar parte de su dieta, pese a que todavía no tiene los molares. Una forma de dárselos es picados o molidos, o cortados en piezas muy pequeñas, pero siempre con el cuidado de que no se atore. A los bebés de esta edad, les encanta masticar con sus dientes cosas duras, pero hay que estar seguros de que podrá disolverlas fácilmente. Ejemplo de esto son los biscuits, las tostadas y las galletitas.

Michael Van Straten y Bárbara Griggs, en el libro “Comidas sanas para sus hijos”, elaboraron una lista de alimentos contraindicados para bebés y niños pequeños:

  • Cafeína: Presente en el té y el café, libera estimulantes que pueden provocar malhumor e hiperactividad en los niños. Se recomienda no darle estas bebidas hasta los seis o siete años.
  • Hamburguesas: En este caso, las compradas envasadas o las de las cadenas de comida rápida. Poseen un alto grado de grasas saturadas y aditivos químicos.
  • Jugos concentrados y gaseosas: Tienen en común el sabor dulce. Y el azúcar no debe estar en la dieta de un bebé. Además, las gaseosas suelen tener cafeína en su composición. Los jugos concentrados tienen aditivos químicos.
  • Azúcar: Es un hidrato de carbono que aporta calorías vacías y carece por completo de valor nutritivo.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp  y publicada en www.materna.com.ar

sábado, 18 de mayo de 2013

El Destete


Más tarde o más temprano, llega el momento en que el bebé deja la teta. Esta decisión es importante, porque dejar de mamar significa muchas cosas, para la mamá y para el bebé. Una mayor independencia, un cambio en la relación, la pérdida de un espacio de intimidad entre ambos. Las necesidades del bebé deben estar en primer lugar, aunque también son importantes los sentimientos y las necesidades de los papás. Los consejos de la Fundación para la Lactancia Materna.

Muchas mamás comienzan a considerar el destete una vez que el bebé ha comenzado a ingerir sólidos y esta forma de obtener alimentos es bien recibida. Cerca de los nueve meses, por lo general, el bebé ya ha incorporado sólidos o semisólidos, con lo cual el destete ya ha comenzado y el bebé ya se ha enfrentado a otro modo de recibir alimentos, por ejemplo, la cuchara o inclusive sirviéndose de la mano. Con lo cual, los primeros pasos hacia el destete ya han sido dados. Pero si bien ha comenzado a recibir otros alimentos, la leche -y tal vez, en gran proporción, la materna- continúa siendo su principal fuente de alimentación.


Si continuó recibiendo en todas las ocasiones leche materna como alimento aún después de la incorporación de los sólidos, el destete completo será un paso significativo para la mamá y el bebé. La ventaja de hacerlo cerca del año, es que tal vez sea el momento propicio para ambos: mientras, una mamá que ha amamantado a su bebé con toda dedicación -y hasta los seis meses lo ha alimentado exclusivamente con leche materna y reincorporada al trabajo, se ha extraído leche-, puede encontrar que ya es hora de que su hijo comience un período de mayor independencia. Un bebé de nueve u once meses que comienza a descubrir el mundo y está abierto a nuevas experiencias puede encontrar que suplantar el pecho de la mamá por la mamadera o la taza, le da oportunidad de conocer nuevas y emocionantes realidades -que lo alimente el papá o la abuela o poder mirar cómodamente a su alrededor mientras come, y no sólo a su mamá-. No obstante esto, la mamá deberá analizar según su caso en particular si destetar en este momento o continuar la lactancia prolongada.

“Lo ideal es que el destete definitivo sea un acuerdo entre la mamá y el bebé, que no sea algo forzado”, destaca el pediatra Jorge Murno. “El bebé a los siete meses ya puede compartir la mesa familiar y obtener dos comidas sólidas”, explica el pediatra, “además de obtener tres alimentaciones lácteas”. En realidad, la incorporación de los sólidos a los seis meses se realiza con el objetivo de que alrededor del año, el niño tenga incorporado este modo de recibir los alimentos.

¿Cuándo hay que destetar?

 “Siempre que la alimentación de la criatura esté asegurada por otros medios, alrededor del año puede producirse el destete”, explica Murno. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es la de mantener la lactancia materna hasta los dos años de vida, mientras que la Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés sean alimentados exclusivamente a pecho hasta los seis meses y continuar amamantando por lo menos seis meses más, una vez incorporados los alimentos sólidos. Por su parte, la Sociedad Argentina de Pediatría adhiere a la postura de continuar la lactancia materna hasta los dos años.

Según el pediatra Carlos Beccar Varela, en “El arte de amamantar a su hijo”, “el destete debe ser gradual y dura entre tres y dieciocho meses”. El pediatra considera que el amamantamiento es imprescindible para el primer año de vida y puede ser muy bueno durante el segundo año. En FUNDALAM (Fundación para la Lactancia Materna) recomiendan dar el pecho hasta los dos o dos años y medio, “ya que incluso hasta esta edad se produce el proceso de mielinización de la columna vertebral y la leche materna es la que mejores nutrientes aporta para que este proceso sea óptimo”, explica María Florencia Vizzo (de FUNDALAM).

“En ciertos casos, donde no está asegurado el aporte proteico y calórico mínimo, la lactancia materna dos o tres veces al día le permite al niño obtener la nutrición necesaria”, advierte Murno. Entonces, se recomienda continuar la lactancia materna más allá del año y medio.

En cuanto a las etapas madurativas del bebé, Murno explica que desde el punto de vista psicológico antes del año y medio se produce el pasaje de la etapa oral a la etapa anal, con lo cual para esta época es esperable que el chico comience a dejar atrás la succión. “Mas allá de que se acepten como certeras las etapas del desarrollo según el psicoanálisis, los estudios del filósofo y psicólogo Jean Piaget probaron que el niño deja atrás la succión como algo tan central para su desarrollo entre el año y año y medio”, dice.
Una de las cuestiones que preocupan a las mamás ante el destete es la creencia de que difícilmente puedan suplantar el contacto estrecho que logran al dar el pecho a sus hijos. Murno lo desestima: “Dejar el pecho, la mamadera y el chupete forma parte de un proceso de ayuda al crecimiento del bebé y posibilita su desarrollo emocional: la succión es absolutamente necesaria para un bebé de seis meses, pero es deletérea para un chico de dos años”, resume.
Otras cuestiones también pueden ser evaluadas a la hora de pensar en destetar a un niño mayor de un año:
  • La interacción entre madre e hijo tiene que ser considerada, especialmente el hecho de que puede ser que la mamá suplante el tiempo dedicado a otras actividades en las que su hijo también la necesita -como jugar juntos, llevarlo a la plaza, leerle historias o jugar a los títeres- por dar de mamar.
  • La opinión del papá también cuenta, lo mismo que conseguir su ayuda, tanto si se quiere como si no se quiere continuar la lactancia materna. Criar un hijo es asunto de los dos padres, por eso hay que consultar lo que el papá tiene para decir.
  • Un bebé que cuando se siente cansado o aburrido recurre al pecho materno para consolarse, si su mamá no está disponible, puede no saber qué hacer para confortarse a sí mismo o puede no encontrar consuelo en ninguna otra persona de su entorno cercano -papá, abuelos u otro cuidador-. Es importante que el niño mayor de un año, comience a desarrollar habilidades para distraerse o confortarse a sí mismo -a través de un juego o de un objeto que le otorgue seguridad o a través de la interacción con otras personas de su entorno cercano-.
  • Si el hecho de continuar la lactancia disminuye el deseo sexual y/o es interpretado por el marido como una exclusión del vínculo madre-hijo, hay que atender a la opinión del padre, consultar a un profesional o rever las decisiones tomadas. Hay que tener en cuenta que en interés del hijo, la relación madre- padre no puede ni debe ser dañada.
  • Destetar no debe significar perder el contacto físico y emocional estrecho entre la mamá y el bebé, sino que es absolutamente necesario que éste continúe para permitir el correcto desarrollo del niño. La mamá tiene que ser consciente de que deberá estar disponible para “alimentar” a su hijo de muchas y diversas maneras posibles: estableciendo la rutina de un cuento al despertarse, una canción con baile a la tarde, unos masajes antes de dormirse.
Como en este tema hay posiciones muy encontradas -y todas atendibles y bien justificadas-, el criterio de la madre bien informada de las opciones que puede elegir, es el que debe prevalecer. Sólo ella sabe qué es lo mejor para sí misma y para su hijo en sus condiciones particulares.
Por esto, cada mamá evaluará cuándo es el momento de dejar de darle el pecho a su hijo. El bebé naturalmente se adaptará a la nueva situación, ya que a través de los mimos, las caricias y la compañía de su madre, sabrá que el amor entre ella y él no ha cambiado, sino que sigue intacto.
El camino a seguir
“Para cualquier aprendizaje se necesita paciencia y convicción, por lo cual si se quiere destetar se encontrará la mejor manera de hacerlo para que no sea traumática para ninguno de los dos”, dice Vizzo. “Así se cerrará esta etapa felizmente sin cargos de conciencia ni sentimientos de culpa por parte de la mamá: por esto es bueno que la mamá le explique al bebé qué va a ir pasando”, agrega. “Y una vez que se toma la decisión, no hay que volver atrás para no confundir al bebé”, concluye.


Si el hecho de destetar al bebé ya está decidido, hay algunos pasos importantes que hay que tener en cuenta atendiendo al bienestar de la mamá y el bebé:
  • Tener en cuenta la preferencia del bebé: Si parece muy interesado en el pecho y no obtiene alimento de otra forma -mamadera o sólidos-, no es momento de empezar a destetarlo, sino que habrá que respetar sus tiempos.
  • “No ofrezca, no rehúse”. Esta técnica, recomendada por la Liga de la Leche, es buena para ir reduciendo el número de mamadas sin forzar a ninguna de las partes y sin que ni la mamá ni el bebé hagan concesiones.
  • No es conveniente comenzar a destetar cuando el bebé esté atravesando otro cambio importante que lo afecte en mayor o menor medida: comenzar la guardería, un cambio de la persona que lo cuide o una mudanza.
  • La leche materna adapta su producción a la demanda, por lo cual, acortando el tiempo de la mamada -y suplementando con mamadera o sólidos- o salteándola, por ejemplo, al mediodía cuando el bebé ya obtiene otros alimentos, disminuirá la producción de leche.
  • Si se congestionan los pechos al disminuir el número de mamadas diarias, habrá que utilizar un sacaleche. Pero sólo hay que sacarse la leche necesaria para disminuir la congestión -no hay que vaciar el pecho- porque de lo contrario la producción de leche continuará alta.
  • La última mamada que debe eliminarse es la de la noche, porque es la oportunidad de que mamá y bebé encuentren un momento de mayor intimidad y relax.
  • Si el bebé tiene menos de nueve meses o no acepta la cucharita o la taza, hay que comenzar a acostumbrarlo a la mamadera con leche materna o de fórmula. Si ya se le ha dado mamadera y está acostumbrado al pezón artificial, habría que darle fórmula, para que empiece a disminuir la leche materna.
  • Cuando el destete materno se produce después de los 9 meses, no necesariamente se pasa por la mamadera. El bebé puede comenzar a utilizar una cucharita o directamente la taza.
  • Si el niño sólo concilia el sueño tomando el pecho, destetarlo puede ser problemático. Lo ideal es que el bebé logre dormirse sin tomar el pecho antes de que se comience con el destete.
  • Ya sea que la mamá esté en medio del proceso de destete o que lo haya terminado, es conveniente que comparta un tiempo exclusivo de intimidad y de contacto físico con su hijo, más allá de los cuidados diarios, -mejor si son dos veces al día- haciendo alguna actividad placentera para ambos (masajes, jugar juntos, mirar un libro “a upa de mamá” o cantar canciones).
  • Un niño que está cercano a los dos años ya sabe que su mundo no es sólo su mamá y distraerlo puede ser un buen modo de inducir al niño mayor del año al destete, además de hacerle ver las actividades divertidas en las que puede participar. Por ejemplo, jugar con el papá a imitar los animales o “a luchar”, ejercicios en los que pueda utilizar sus manos y ejercitar su motricidad.
  • Puede ser que en el proceso de destete, el chico se aficione a un objeto transicional: hay que permitirle que lleve este objeto -un juguete o una manta, por lo general- a donde quiera.
  •  
“En FUNDALAM sugerimos destetar lentamente, sacando de a una mamada por semana y reemplazar ese momento por otra actividad divertida para ambos u ofrecer otra alternativa alimenticia que le guste mucho al bebé”, destaca Vizzo.
En muchos casos es el propio bebé, el que manifiesta poco interés en tomar el pecho. “Yo sentí que dejar de dar el pecho a Julieta a los nueve meses era un paso necesario para mí y para ella”, cuenta María Cafferata. Esta mamá le dio el pecho exclusivamente hasta los siete meses y luego, una vez incorporados los sólidos, continuó con la lactancia materna hasta los nueve meses. Julieta no quiso tomar leche materna en mamadera y tampoco leche de fórmula hasta esa época. Sin embargo, a partir de los nueve meses, aceptó gradualmente dejar el pecho: “Tenía que disponer de mucho más tiempo para darle el pecho que cuando era más chiquita: se distraía mucho y demoraba en tomar”, dice la madre. Entonces, la beba recibió mamadera de leche de fórmula hasta el año. Luego aceptó rápidamente la taza y hasta se negaba, furiosa, a que le pusieran el babero para tomarla.
Muchas veces resulta que el bebé está dispuesto a dejar el pecho, pero la mamá no está preparada para abandonar la lactancia. En estos casos -según Beccar Varela- hay que considerar que un niño bien estimulado, que haya madurado rápidamente puede ser que no quiera el pecho porque, entre otras cosas, sabe que tiene a su mamá aunque no tenga la teta.
Lo cierto es que tanto si esta etapa es vivida naturalmente por ambos, o de manera un poco dolorosa -si a la mamá le cuesta más dejar la lactancia- es importante destacar qué viene después de dar el pecho: descubrir nuevas formas de comunicarse con el bebé tan lindas y particulares como era hasta ese momento hacerlo a través de la teta.
 Dejar de dar de mamar puede significar muchas cosas, tanto para la mamá como para el bebé: la adquisición de mayor independencia para ambos, perder un espacio de intimidad y de mutua gratificación, responder a exigencias del trabajo o del estilo de vida -que a veces incluyen viajes o jornadas extendidas- entre otras cosas.

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp  y publicada en www.materna.com.ar

domingo, 21 de abril de 2013

La Alimentación del Bebé entre los 9 y los 11 Meses


La incorporación paulatina de alimentos semi sólidos y sólidos se mezcla con el aprendizaje de la autoalimentación por parte del bebé, que quiere tomar la cuchara y llevarla solito a la boca. Las nuevas comidas que suma a su dieta. Los alimentos contraindicados para bebés y niños pequeños.

Desde que comenzó a ingerir otros alimentos fuera de la leche materna o la leche de fórmula, el bebé ha ido incorporando otras comidas, como los cereales o el puré. En este momento, el objetivo es que el bebé adquiera la idea de los alimentos sólidos y facilitarle el pasaje de comer con el resto de la familia. La leche materna o la de fórmula todavía significan mucho en su dieta. Al llegar al año, sin embargo, los alimentos sólidos constituyen una significativa proporción de la nutrición del bebé, más del 50 por ciento. Y sus habilidades para alimentarse van creciendo acordes a esto. Naturalmente, en este período, ya es más fácil para el niño tragar la comida y tiene más dientes, lo que le permite masticar otras comidas.

Cada día aumentan sus habilidades para comer por sí mismo. A los nueve meses, probablemente el bebé está tratando de comer solo con una cuchara, aunque sin mucho éxito y llenándose de comida el babero y hasta la ropa. Terminando el décimo mes, sin embargo, ya puede llevar la cuchara a su boca. Los papás pueden ayudar al niño permitiéndole sostener la cuchara mientras lo alimentan. Para el bebé, la hora de comer es un momento más de ir mostrando pequeños logros.

Por eso, es importante que los padres lo dejen disfrutar de la comida y lo que la rodea, aunque su silla y el espacio alrededor quede “regado” de migas. El niño de esta edad tiene la habilidad de tomar cosas con los dedos, y en este caso, la aprovechará para empezar a comer solo.

Ahora es el momento de introducir una mayor variedad de comidas, como avena, fideos y legumbres. También se le pueden incluir en la dieta verduras cortadas, como batatas, o combinar alimentos, como por ejemplo, fideos con queso. Carnes blandas y pollo pueden formar parte de su dieta, pese a que todavía no tiene los molares. Una forma de dárselos es picados o molidos, o cortados en piezas muy pequeñas, pero siempre con el cuidado de que no se atore. A los bebés de esta edad, les encanta masticar con sus dientes cosas duras, pero hay que estar seguros de que podrá disolverlas fácilmente. Ejemplo de esto son los biscuits, las tostadas y las galletitas.
Michael Van Straten y Bárbara Griggs, en el libro “Comidas sanas para sus hijos”, elaboraron una lista de alimentos contraindicados para bebés y niños pequeños:

  • Cafeína: Presente en el té y el café, libera estimulantes que pueden provocar malhumor e hiperactividad en los niños. Se recomienda no darle estas bebidas hasta los seis o siete años.
  • Hamburguesas: En este caso, las compradas envasadas o las de las cadenas de comida rápida. Poseen un alto grado de grasas saturadas y aditivos químicos.
  • Jugos concentrados y gaseosas: Tienen en común el sabor dulce. Y el azúcar no debe estar en la dieta de un bebé. Además, las gaseosas suelen tener cafeína en su composición. Los jugos concentrados tienen aditivos químicos.
  • Azúcar: Es un hidrato de carbono que aporta calorías vacías y carece por completo de valor nutritivo.

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp  y publicada en www.materna.com.ar

lunes, 18 de febrero de 2013

¿CÓMO ELEGIR EL JARDÍN DE INFANTES PARA MI HIJO?

Cuál es la función del jardín? ¿Cuándo mi hijo debe comenzar el jardín de infantes? ¿Qué tener en cuenta al elegirlo?

Al jardín de infantes concurren niños pequeños que provienen de diferentes familias. Y no todas las familias son iguales.

Familias clásicas, madres que crían a su hijo solas, familias con muchos hijos, padres separados, madres que no cuentan con ayuda familiar, parejas con hijos con capacidades diferentes, etc.

Todos estos modelos de familia concurren y coexisten en “el jardín”.

Cada papá y cada mamá, eligen el jardín a partir de sentir y establecer un buen vínculo con la directora, la institución y la maestra de su hijo, depositando la confianza en cada uno de ellos.

Esta decisión tan trascendente no está separada de la propia historia que traemos como personas, recuerdos y relatos acerca de ella, como así todo un sistema de creencias acerca de lo “bueno y lo malo” de mandar un hijo al jardín a determinada edad.

Todo se entremezcla y entra en juego a la hora de la gran elección.

¿Cuál es la función del jardín?

A través del jardín maternal y el de infantes ingresará a un mundo social más allá de las 4 paredes de casa, que hasta ahora lo contuvieron y se le abrirá un mundo diferente.

Este gran cambio, produce un poco de nervios, ansiedad, temor y algunas resistencias. Y cuando los chicos perciben que dudamos, dudan ellos también.

A veces, por cuestiones laborales, no podemos elegir un jardín y se nos impone un único posible. En ese caso en el intercambio, deberemos fijar acuerdos y prioridades para asegurarnos que cubren la mayoría de nuestras expectativas y conversarlo previo a dejar a nuestro hijo ahí.

Hay que tener en cuenta que este proceso es lento y lleva su tiempo. Será un espacio donde conoceremos niños que luego serán sus amigos, conoceremos padres y madres, quienes serán nuestros compañeros de ruta. Y nuestro hijo se vinculará con sus compañeritos a través de caricias, pellizcones, gestos y palabras. Y a medida que crezca y con el tiempo en el intercambio social, irá adquiriendo pautas y normas de la cultura en la que se haya inmerso.

Somos seres sociales y a partir de este nuevo espacio conocerá otros estilos, otros modelos diferentes a mamá o papá.

¿Cuándo comenzar el jardín?

No hay un momento ideal para comenzar. Según la historia de cada familia y sus posibilidades, sus deseos y necesidades, harán ingresar a sus niños en el momento elegido a este nuevo mundo.

Lo importante es que si la decisión está tomada, con todos los recaudos necesarios, sea vivida con tranquilidad y alegría.

Algunos comenzaran de bebés otros a los 2 a los 3 o a los 4 años.

Las experiencias no serán ni mejores ni peores. Sino diferentes.


La clave a la hora de elegir es:
·         Guiarse fundamentalmente por la intuición personal de cada mamá y de cada papá.

·         Garantizarse que el jardín sea un lugar seguro, organizado, cálido y con personal capacitado para trabajar con niños pequeños.

·         Observar si hay intención por parte de la institución de generar un vínculo estrecho con los padres. Y no dejarlos afuera.

El Jardín de infantes, no sustituye a la familia sino que la complementa, por eso se debe trabajar en equipo para que esta experiencia funcione.

Esto favorecerá el trabajo sobre el rol de padres y un apoyo mutuo en esta etapa temprana de crecimiento y aprendizaje para todos.

Artículo publicado en www.planetamamá.com.ar
Asesoró Lic. Alejandra Libenson
Psicóloga, Psicopedagoga
Especialista en crianza, vínculos familiares, pareja y fertilidad
Autora de libro “Criando hijos, creando personas”

martes, 29 de enero de 2013

Las Primeras Comidas del Bebé


Hacia los cinco o seis meses, el pediatra suele indicar a los padres que introduzcan semisólidos en la alimentación del bebé. Comienza una nueva etapa en la relación entre ambos, que marca uno de los primeros pasos hacia la necesaria independencia del bebé, pero que sólo será exitosa con la paciencia y el acompañamiento familiar.

 Después de la leche materna, los semisólidos
"La leche y el corazón de una madre son irreemplazables", afirma un conocido proverbio. Y es así, porque la leche materna posee unas cualidades cuyo valor no puede encontrarse en ningún sustituto. Pero en el transcurso del primer año, los bebés crecen muy rápidamente: su peso de nacimiento se triplica, su medida aumenta en un cincuenta por ciento y, al llegar al año, el cerebro ya ha alcanzado las dos terceras partes de su volumen definitivo. Para coronar estos avances extraordinarios, que no volverán a darse en ninguna otra etapa de la vida, el organismo necesita una alimentación equilibrada, que contenga todos los elementos nutritivos indispensables. Además, esos alimentos deberán ser preparados de manera que al bebé le resulten fáciles de asimilar, no sólo para su pequeña boca acostumbrada a la succión exclusivamente de leche, sino también adaptados al delicado aparato digestivo que recibirá los primeros semisólidos como una novedad. No hay que olvidar que, en el mundo perceptivo del bebé, la boca es un órgano de exploración privilegiado.

Las primeras veces de mi bebé

Las primeras "sesiones" de alimentación serán, seguramente, inolvidables. Marcela recuerda cómo la vivió ella con su primer hijo, Rodrigo: " Dispuse todo el escenario mientras él me miraba, sin comprender; el bebé en su silla nueva, el platito con la banana pisada, la luz adecuada y... ¡mi marido con la máquina de fotos!". Pero las cosas no siempre funcionan como la mamá y el papá prevén, y a esta edad suelen acabar, como en el caso de Marcela, con la foto de una cuchara atrapada por la veloz manito del bebé y una carita embadurnada. Tampoco es fácil cambiar la primera ilusión cuando se lleva la cuchara a la boca por la resignación que es necesaria segundos después, cuando el pequeño hijo escupe todo. Sin embargo, también hay momentos divertidos para todos, concentrados en los inolvidables gestos de aprobación y desaprobación sucesivos que transmite el bebé en su proceso de degustar el novedoso alimento.

El comienzo no es fácil
No es fácil ni, mucho menos, rápido. Introducir las primeras comidas requiere una alta dosis de paciencia. María de los Ángeles lo tiene calculado: " Todo el proceso me llevó al principio, y durante más de dos meses, casi una hora. Después, y por largo tiempo, no pude bajar de los 45 minutos para cada comida. Así que ya sabía que el teléfono o cualquier otra distracción quedaban postergadas para después de ese tiempo". Claro que, como ella misma aclara, los tiempos se van acortando con la experiencia, sobre todo con los nuevos hijos. Pero no está de más saber que ese momento especial y esperado, al que las mamás se enfrentan con tanta energía la primera vez, podrá volverse agotador en las ocasiones siguientes. " Para mí era incluso desgastante", cuenta Marita. " Laura no aceptaba nada, probábamos lo dulce, lo salado, la mezcla, las texturas más variadas... Lo sentía como un fracaso". En esto, los pediatras son tranquilizadores, ya que afirman que los primeros semisólidos no vienen a reemplazar la leche materna ni a añadir un elemento faltante todavía, sino a ir preparando al bebé, que necesitará de estos nutrientes poco a poco. Además, los expertos agregan un consejo: la mamá no debe mostrarse ansiosa, pensando que la vida se reduce a ese momento de la comida. En resumen, estas anécdotas sirven para tranquilizar a las mamás que están por entrar en esta etapa de la alimentación o que vienen probándolo con resultados poco exitosos. Vamos por partes.

Recomendaciones sobre la alimentación de tu bebé

En primer lugar, algunas recomendaciones sobre los elementos que rodean la escena pueden servir. El pequeño lactante, acostumbrado casi exclusivamente a la piel de su mamá, puede percibir el frío metal de una cuchara como un elemento extraño y desagradable, algo bastante comprensible. Por eso, es recomendable utilizar una pequeña cucharita de plástico y cargarla con pequeñas cantidades de alimento también. Tampoco es buena idea rodear la escena de luces, fotos y familiares pendientes del primer bocado. Y cuando el bebé da muestras de desagrado, no seguir intentando sino esperar hasta otro momento más propicio. " Para que la alimentación complementaria sea exitosa", declara la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) , " no sólo se deben indicar los alimentos y nutrientes apropiados, sino también tener en cuenta la disponibilidad en el hogar, seguridad en la preparación y las actitudes, conductas y creencias de quienes están a cargo del niño". Por eso, si la mamá no es quien puede vigilar este proceso, debe asegurarse de que quien la reemplaza comparta con ella la misma idea sobre la alimentación del bebé.

En segundo lugar, ¿a qué edad deben incorporarse los alimentos complementarios? Según la SAP, entre los cuatro y seis meses aumenta la fuerza de succión en la mayoría de los chicos, y aparecen los movimientos laterales de la mandíbula. Esto, junto con la desaparición del reflejo de protrusión de la lengua (llevarla hacia delante), prepara al bebé para recibir los primeros alimentos sólidos. Claro que estos desarrollos responden al promedio, y sólo el pediatra de cada bebé puede evaluar el mejor momento para cada uno. Esta evolución, sin embargo, no puede reemplazar la ingesta de leche materna, que contiene ácidos grasos esenciales en alta proporción. Con todo, los lactantes mayores de seis meses obtienen la mayor fuente de energía que necesitan de los hidratos de carbono, lo que se logra al incorporar la alimentación complementaria. Por eso, la Sociedad Argentina de Pediatría reconoce que esta edad de seis meses es la oportuna para introducirla, ya que es entonces cuando " se ha alcanzado un adecuado desarrollo de las funciones digestivas, renal y de la maduración neurológica".

En tercer lugar, ¿qué tipo de alimento es necesario y en qué orden deben darse? La SAP denomina alimentos transicionales a los que se preparan expresamente para cubrir las necesidades nutricionales del bebé, quien todavía no comparte la dieta del resto de la familia. Entre los alimentos básicos, la SAP recomienda los siguientes preparados para un bebé de seis meses (hay que insistir en que este parámetro es aproximado, y que es el pediatra personal quien debe autorizar la comida de cada bebé):


-  Carne, una cucharada sopera colmada (rallada, para lograr consistencia suave. El hígado de vaca es una opción recomendada).
-  Papa, una pequeña.
-  Zapallo, un pocillo.
-  Aceite de maíz, 2 cucharitas de té.


-  Leche de continuación (200 cm3).
-  Cereal precocido con gluten (25 gr.): dos cucharas y media soperas, al ras.
-  Aceite de maíz, una cucharita de té.

En todos los casos, además, se permite la ingesta de frutas (sin cáscara ni semillas, ni partes no comestibles). La banana pisada es una buena opción para comenzar, incluso añadiéndole jugo de naranja (colado). También la manzana o la pera rallada son buenas alternativas. En ningún caso deben agregarse miel ni azúcar a los alimentos para el bebé, como tampoco es necesario (ni recomendable) ponerle sal a las verduras.

Estas recetas son sólo sugerencias que pueden guiar a la mamá, aunque siempre consultando a su pediatra. Lo importante en esta etapa es vivirla de manera que sea un buen recuerdo y no una pesadilla, para lo cual es bueno saber encontrar el mejor momento y lugar, sin sentir presiones y sin presionar al pequeño tampoco. El bebé puede recibir su primera comida (y las que le sigan) en el horario que sus papás elijan según su disponibilidad. Es indistinto que sea al mediodía, la tardecita o la noche. Lo que sí es clave es que se trate de encontrar el momento en que mamá y bebé estén relajados y tranquilos para disfrutar de un momento más en su relación de afecto.

Nota publicada en www.materna.com.ar  y supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.